Una carta de crédito es una herramienta de pago que se rige de acuerdo a normas internacionales. Este instrumento permite que una persona indique a un banco que concrete un pago a un tercero, siempre y cuando se cumplan ciertas condiciones.
Cabe destacar que el ordenante es quien concretará el pago al final del proceso. El receptor de este pago, por su parte, será el vendedor de la mercadería.
Son cuatro partes las que accionan en esta carta
De esta manera, la acción que genera una carta de crédito supone que en dicho proceso intervengan cuatro sujetos claramente delimitados: el ordenante o importador, el banco emisor, el banco corresponsal y el beneficiario o exportador.
Este último es quien vende las mercancías y el que recibe en última instancia el pago
Lo más seguro en materia de comercio
Gracias a sus características, los especialistas afirman que la carta de crédito es el mecanismo más seguro en el comercio internacional, esto porque se minimiza el riesgo en el cobro.
Existen dos bancos involucrados: uno en el país de quien importa y emite la carta, otro en la nación del exportador que recibirá el pago. El pago se materializa solo cuando el comprador recibe lo que se acordó.
La carta de crédito no puede modificarse
La carta de crédito puede tener distintas características. Generalmente son irrevocables, es decir, el acuerdo establecido entre las partes no puede modificarse sin el consentimiento de todos los involucrados.
Asimismo, la carta suele ser nominativa, puesto que expresa cuáles son los bancos con autorización para participar en la operación.
Además de estas dos clases de cartas de créditos, se debe subrayar que también existen otras, como las comerciales.
Específicamente estas son aquellas que se abren cuando la acción que se lleva a cabo es una opción de compraventa, bien sea local o de tipo internacional.