Es indudable el esfuerzo realizado por el gobierno de México para combatir el impacto ambiental negativo en todos sus ámbitos. De hecho la política ambiental surge en los años cuarenta cuando se promulga la Ley de Conservación de Suelo y Agua.
Más tarde, en la década del sesenta se promulgó la Ley para Prevenir y Controlar la Contaminación Ambiental.
A partir de entonces el país ha participado en eventos internacionales relacionados con el medio ambiente, estableciendo legislaciones para contribuir a la preservación del planeta.

Momento crucial
A pesar de la implementación de políticas ambientales avaladas en la promulgación de leyes específicas, el impacto ambiental en México fue brutal durante un tiempo. Específicamente desde 1940-1980 en el país se impulsó la industrialización como una manera de sustituir las importaciones.
Esto trajo como consecuencia una explotación de recursos naturales intensiva y extensiva. El desarrollo industrial se disparó sin prever los efectos ambientales. Es a partir de 1982 cuando la política ambiental mexicana, consciente de la problemática presente, comienza a realizar reformas constitucionales en función de ejercer una mayor regulación.
Para 1988 se publica la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección del Ambiente (LGEEPA). Este documento legal ha sido hasta la actualidad, la base de la política ambiental del país.

Desafíos ambientales
En materia ambiental, expertos han señalado que aún existen muchos desafíos que México debe afrontar en un futuro cercano. Es inminente la necesidad de aportar mayores recursos a las áreas protegidas. Está latente la posible extinción de la vaquita marina como un ejemplo de amenaza a la biodiversidad.
Por otra parte se menciona como punto importante mayor atención a los pueblos indígenas. Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México consideran prioritaria la capacitación y entrenamiento de personal calificado para la adecuada atención de las Áreas Naturales Protegidas.
Finalmente, está demostrado que las comunidades indígenas son unos grandes protectores de bosques y selvas. De allí la importancia de atenderlos y darles prioridad en la enseñanza de la práctica tradicional de conservación.
Por ahora la educación y diversas regulaciones buscan atenuar el impacto ambiental negativo además de fomentar un mayor impacto ambiental positivo.