Muchos contaminantes en el suelo son carcinógenos lo que causa que las personas expuestas estén más propensas a sufrir enfermedades. Por ejemplo, la exposición regular al benceno es conocido por causar leucemia en niños y adultos.
También, la exposición a los bifenilos policlorados (PCB) está vinculada al cáncer de hígado.
La contaminación del suelo y sus peligros para la salud
La contaminación del suelo también puede causar bloqueo neuromuscular, así como depresión del sistema nervioso central, dolores de cabeza, náuseas, fatiga, irritación de los ojos y erupción de la piel.
Igualmente, la bioacumulación, se produce cuando las plantas son cultivadas en suelo ligeramente contaminado. Trayendo consigo la constante absorción de las moléculas de los contaminantes.
Puesto que las plantas no pueden deshacerse de estas moléculas, se acumulan en la planta. De allí, causa mayores cantidades de contaminación existentes en las plantas que en la tierra.
El consumo de plantas contaminadas
Los animales que comen de estas plantas contaminadas consumen toda la contaminación acumulada. Posteriormente, los animales más grandes que comen los animales que comen plantas terminan contaminándose igualmente.
Al final todo termina siendo como una cadena en donde todos están involucrados y donde todos estamos contaminados.
La contaminación de los suelos puede causar daños irreversibles al organismo
Las personas que comen plantas o animales que han acumulado grandes cantidades de contaminantes en el suelo pueden ser envenenadas. Esto inclusive si el suelo no contiene suficiente contaminación como para perjudicar la salud humana.
Asimismo, el plomo y el mercurio en el suelo también pueden ser perjudiciales para la salud humana. Es cierto que el plomo y el mercurio pueden estar presentes de forma natural en el suelo. Sin embargo, las altas concentraciones de metales pueden causar daño en el desarrollo cerebral de los niños pequeños. A su vez puede conducir a problemas neurológicos.
Por último, las personas de cualquier edad también pueden sufrir daño renal o hepático. Todo esto debido a la exposición excesiva al mercurio en el suelo.