La migración se refiere al desplazamiento de un grupo o población de seres humanos o animales, de un lugar a otro. La palabra proviene del idioma latín migratĭo, migratiōnis, que quiere decir ‘acción y efecto de migrar’.
La migración puede ser de carácter superviviente, cuando el individuo fija de forma definitiva su residencia en el nuevo lugar en el que se ha radicado, o temporal, cuando determina sus estadías, algunos suelen ser breves.
Asimismo, puede tornarse forzada si los factores que la estipulan no dependen del sujeto, o voluntaria, cuando desean tomar de forma más libre la determinación del propio individuo.
Los orígenes que establecen las migraciones son múltiples y, en este sentido, es que poseen motivaciones y características muy desiguales.
Se habla de migración por orígenes sobre todo políticos cuando una crisis política- humanitaria ha desatado una situación de desequilibrio institucional que afecta de forma acentuada a un Estado y a sus ciudadanos; así como también puede motivarse a que dicho país se encuentra cruzando un régimen totalitario, sin ningún tipo de libertad de expresión, que persigue a la disidencia.
Lo cual propicia que la gran pare de los ciudadanos, involucrados o no políticamente, decidan abandonar e irse de ese país por el miedo de que no se les respeten sus derechos, de que se provoquen guerras, entre otras tantas cosas que pueden generar problemas graves.
Además, se puede hablar de migración por orígenes económicos cuando una parte transcendentes de la población se ve fuertemente afectada por una crisis económica, lo cual puede hacer que muchas o toda una población entera de personas prefiera migrar hacia países que les brinden mejores oportunidades.
El factor cultural también juega un papel relevante en la selección del destino de migración, pues habitualmente las culturas con particularidades afines y lazos históricos considerables suelen brindar las mejores posibilidades al individuo para desarrollar plenamente un potencial productivo en el seno de una sociedad.