El calentamiento global es uno de los temas que más está en boga actualmente, tanto en política como en el ámbito científico. Este fenómeno consiste en un incremento de la temperatura media de la atmósfera del planeta.
Dióxido de carbono y otros contaminantes son los responsables de este cambio porque crean una capa en la atmósfera cada vez más gruesa. En esa capa se atrapa el calor que produce el Sol, y en consecuencia el planeta se torna más caliente.
Una forma de energía calórica que debemos conocer para entender el calentamiento es la radiación. La radiación se transmite al vacío. En la atmósfera existen dos tipos de radiación: la solar y la infrarroja, esta última no es visible a la vista humana.
Los gases de efecto invernadero absorben la energía infrarroja. Entre los más conocidos de los gases de efecto invernadero, están el dióxido de carbono y el vapor de agua.
La energía infrarroja va directamente y por reemisión hacia la superficie de la tierra. La radiación solar se acumula durante el día y compensando el enfriamiento de la superficie durante las horas nocturnas, causa un recalentamiento del planeta.
En la mayoría de los casos, la actividad humana es la responsable del dióxido de carbono CO2, y sus efectos para el planeta son catastróficos.
¿Cómo se manifiesta todo esto? Habrás escuchado en las noticias y en documentales sobre medio ambiente, que, los glaciares se derriten, se produce un aumento en el nivel del mar y las selvas también resultan afectadas por sequías.
Las sequías afectan unas regiones, pero las inundaciones afectan otras. También hay cambios de temperatura que consisten en que algunos lugares calurosos se vuelven más fríos, y otros más fríos se tornan calurosos.
El dióxido de carbono está presente en la atmósfera en pequeñas cantidades. Cuando este gas se vuelve común, el calentamiento está asegurado debido a que los rayos al chocar con sus moléculas recalentarían la tierra de manera más grave.