La meditación es la forma más simple para familiarizar la mente con la virtud. Es una consciencia mental que examina un objeto virtuoso o se concentra solamente en él.
El objeto virtuoso es aquel que apacigua o tranquiliza la mente cuando lo observa o se fijan en él. Si, como resultado de examinar un objeto, se generan perturbaciones mentales, como odio o apego, quiere decir que no es virtuoso. Asimismo, existen objetos neutros que no generan ningún tipo de efectos favorables ni desfavorables en la mente.
Como puedo meditar
La meditación puede ser de dos tipos: analítica o de emplazamiento. Cuando se contempla o estudia el significado de cualquier texto de Dharma que se haya leído o escuchado, se estará llevando a cabo una meditación analítica.
La contemplación profunda de esta enseñanza te llevará a una determinada conclusión o a hacer una actitud mental virtuosa.
Esta conclusión o actitud mental es el objeto de la meditación de emplazamiento. Cuando se haya encontrado el objeto deseado por medio de la meditación analítica, se tiene que concentrar en él sin distracción alguna durante tanto tiempo como se pueda para familiarizarse con él. Esta concentración fusionada es la meditación de emplazamiento.
El término meditación suele usarse también para hacer referencia a la meditación de emplazamiento, y contemplación, para aludir la meditación analítica. La meditación de emplazamiento es la que depende de la contemplación, y esta, de la escucha o lectura de las enseñanzas de Dharma.
La primera etapa de la meditación se basa fundamentalmente en disipar las distracciones y obtener una cierta claridad y lucidez mental. Esto puede lograrse con un ejercicio muy simple de respiración.
Primero se tiene que seleccionar un lugar tranquilo para meditar y te sientas en la postura tradicional, con las piernas cruzadas una sobre la otra, o en cualquier otra posición que te resulte agradable, cómoda y relajante.