El lagrimeo posee como función fundamental proteger al ojo. Para que esto sea posible, las glándulas lagrimales deben generar una pequeña cantidad de lágrimas, con el fin de mantener los ojos lubricados y evitar su irritación.
Pero, ¿Por qué lloramos?
La razón por la cual lloramos
Algunos animales, como por ejemplo el cocodrilo, generan una secreción acuosa que mantiene a los ojos húmedos fuera del agua, pero más allá de su función enteramente fisiológica, las lágrimas constituyen una manera de expresión universal solamente dentro del género humano.
El llanto es una forma primaria de liberar emociones, aunque en las culturas más avanzadas intelectualmente estas se han ido verbalizando y se ha incorporado a la noción equivoca de que el llanto es algo primitivo y meramente infantil, que solo expresa debilidad, cuando en verdad es que el llanto además de un desahogo emocional es una manera de liberar las toxinas que se encuentra alojadas en el organismo.
Después del llanto, el cerebro actúa la secreción de la adrenalina y noradrenalina, los cuales son neurotransmisores que se segregan también ante una situación de estrés y que generan la sensación de relajación, regulando la presión sanguínea, produciendo así una plena relajación muscular debido a su efecto sedante generalizando y restaurando nuevamente los niveles hormonales a valores normales.
Por lo tanto se puede decir que, el llanto es un proceso fisiológico valido para disminuir el estrés, aunque no implica necesariamente una mejoría del estado anímico, mientras que la contención de lágrimas y su acumulamiento mantienen una tensión física y psíquica elevando el malestar general.
Asimismo, el llanto posee también una función comunicativa, ya que genera una respuesta de consuelo entre los demás seres presentes y a lo largo de la evolución ha quedado vinculado al sentimiento de requerir ayuda con la activación de las glándulas lagrimales.
Es por esto que es más posible que una persona llore cuando hay alguien presente que cuando se encuentra a solas.