Hay mucha más formación en la Tierra de la que normalmente vemos. Por eso, para darnos cuenta necesitamos saber la formación de la Tierra. De hecho, si fuéramos capaces de colocar la tierra en nuestras manos y cortarla a la mitad algo curioso ocurriría.
De este modo, veríamos que la Tierra está formada por varias capas.
La corteza de la Tierra
Esta es la corteza exterior delgada del planeta donde vivimos. Ahora bien, la corteza tiene ciertas variaciones. De 5Km de espesor en el suelo oceánico a unos 70Km de espesor en el suelo donde vivimos. De hecho, el suelo donde vivimos se le llama corteza continental. Dicho suelo se compone de rocas que constan principalmente de alúmina y sílice.
El manto de la Tierra
La siguiente capa de la tierra se le denomina manto. Así pues, el manto es mucho más grueso que la corteza a casi 3000km de profundidad. Este se compone de rocas de silicato ligeramente diferente con más hierro y magnesio.
Placas tectónicas
Las placas tectónicas son una combinación de la corteza y el manto exterior, también llamada la litosfera. Estas placas se mueven muy lentamente, alrededor de un par de centímetros al año.
En particular, si las placas se tocan se dice que hay presencia de una falla. También, cuando las placas se mueven y los bordes chocan contra cada uno de ellos puede causar un terremoto.
Núcleo externo
El núcleo exterior de la Tierra está compuesto de hierro y níquel. De hecho, es muy caliente, de aproximadamente 4400 a 5000°C. Incluso es tan caliente que el hierro y el níquel se convierten en metales líquidos.
El núcleo externo es muy importante para la tierra ya que crea algo llamado campo magnético. Es decir, este campo magnético hace una barrera protectora alrededor de la tierra. Esta barrera nos protege de los dañinos vientos solares.
Núcleo interno
El núcleo interno de la Tierra está compuesto de hierro y níquel, al igual que el núcleo exterior. Sin embargo, el núcleo interno es diferente. ¿Por qué? Ya que el núcleo interno está tan profundo que contiene una presión inconmensurable.
Posee tanta presión que aunque no es tan caliente, se mantiene sólido. Además, el núcleo interno es la parte más caliente de la tierra con más de 5000°C. Es decir, que está tan caliente como la superficie del sol.