Durante las últimas décadas del siglo XIX y la primera del siglo XX, Europa contempló un fuerte proceso de transformación económica, social y política.
Especialmente este proceso, marcado por una fuerte tendencia de ciertos países a desarrollar armamentos cada vez más avanzados, fue lo que dio origen, entre otras cosas, a la que se conoció como la Gran Guerra y hoy conocemos como Primera Guerra Mundial.
Básicamente el mundo estaba cambiando drásticamente en todo sentido, y los grandes emperadores y gobernantes de Europa, se habían quedado atascados en una época en la que aún su poder era total y absolutos sobre la totalidad de sus súbditos.
En consecuencia, este atasco en los liderazgos ocasionó el estallido de la guerra total.
Cuatro años de destrucción masiva
Básicamente el conflicto armado más grande hasta la fecha duró relativamente poco, en comparación a otros procesos bélicos desarrollados en el continente Europeo como la Guerra de los 100 años, por poner un ejemplo, sin embargo, la devastación no se compara en absoluto.
Durante cuatro años, entre 1914 y 1918, el mundo occidental contempló la caída de sus más grandes líderes históricos como el Zar de Rusia y el Káiser de Alemania, pero también contempló la capacidad de supervivencia de pueblos como el inglés y el norteamericano.
En ese período de tiempo, el mundo occidental contempló como ya los hombres no luchaban cuerpo a cuerpo como caballeros, ahora la guerra era de las máquinas, era la carrera por el desarrollo, basado en un todo o nada que dejó un resultado de más de 9 millones de hombres muertos, tan solo por el poder de unos pocos y para demostrar el alcance destructivo de las nuevas máquinas de guerra.
Nadie tuvo la razón
Parecería una necedad, pero en realidad, después de contemplar las circunstancias en las que se inició la guerra, y luego en las que terminó, es posible determinar dos cosas:
- Básicamente nadie tuvo razón lógica alguna para iniciar una guerra de tal magnitud.
- En particular, parecía que los grandes señores de occidente se morían por demostrar que su época no había muerto y su valía frente a sus adversarios.
Esencialmente estas afirmaciones serían sencillas de corroborar después de comprobar en qué estado quedó la población europea, como quedó viviendo la mayoría de la población pobre y el resentimiento que este conflicto dejó en ciertos sectores de países como Italia y Francia, del que se nutrieron personajes como Hitler, Mussolini y Stalin.
El Tratado de Versalles, que pusiera fin a la guerra en 1918, resultó en la mayor estafa bélica de la historia, países enteros se vieron en las manos crueles de sus antiguos adversarios, demostrando así, que no ser magnánimo en las victorias trae consecuencias.