Cuando se le desee calcular la energía cinética al objeto que sea, es de vital importancia que se sepa qué tipo de trabajo es el que se va a realizar para que el objeto se mueve y genere energía cinética.
Puede parecer una tontería, pero es un elemento de mucha más trascendencia de la que se cree. No en valde, los problemas de física que nos ponían en bachillerato eran muy específicos sobre la situación que estaba ocurriendo, de modo que no hubiese lugar a dudas sobre lo que debíamos hacer para calcular lo que correspondiera.

Un muy buen ejemplo de lo que ocurre con la energía cinética es al mover una caja de cartón. Esta jamás en la vida se va a mover si se le mueve en dirección al mismo suelo en el que se encuentra porque no se va a poder mover, sino que va a ser aplastada.
En vista de que el cuerpo, la caja en este caso, no va a ser capaz de derrotar la resistencia del suelo que tiene debajo de ella, no va a existir movimiento alguno ni va a haber cálculo que hacer.

Si se quiere que la caja se desplace, lo que corresponde es que se apliquen un trabajo y fuerza que vayan en paralelo a la superficie en la que está colocada la caja.
Solo de este modo es que se va a lograr que se desplace el objeto y que finalmente haya posibilidades de dictaminar cuál es la energía cinética y el resto de los valores que correspondan para que la primera pueda ser calculada.

Es solo con unas fuerzas y distancias que vayan a la par con las superficies de los objetos que va a ser posible saber cuál es la energía cinética que actúa en ellos al momento de ser desplazados.