La energía está presente en todos lados, en el viento, el agua, los alimentos, los seres vivos, entre otros. Nosotros, los seres humanos, hemos aprendido la forma de extraerla de distintas fuentes y emplearlas mediante la tecnología.
El hecho de que existan distintos tipos de energía es de relevancia para los procesos de transformación, ya que la energía química presente en el cerillo, al ser encendido, se transforma en calorífica y luminosa.
En pocas palabras, los distintos tipos de energía tienen importancia ya que son usados para designar las fases posteriores a la transformación de las susodichas.
¿En qué consiste la transformación de energía?
La energía está en constante transformación, siempre se encuentra pasando de una forma a otra. Cabe destacar que su transformación inicia en su forma más útil hasta llegar a su forma menos útil.
Por ejemplo, la energía interna accionada en las rocas fundidas de un volcán pueden transformase en energía térmica, generando consigo una gran cantidad de calor; seguidamente, la lava que está en movimiento y las piedras que son lanzadas al aire ostentan de energía mecánica; la combustión generada por la energía mecánica, libera a la energía química… y así continúa el proceso de transformación.
¿En qué consiste la ley de conservación de energía?
Esta ley es la base principal de la existencia de distintos tipos de energía y sus procesos de transformación. La conceptualización de la ley de conservación de energía indica que, la energía no puede ser destruida ni creada; aunque se transforme de una a otra, la cantidad de energía nunca cambiará.
Asimismo, las distintos tipos de energía en los cuales haya sido convertido la principal se regirán por ciertos tipos de fuerzas, algunas pueden tener fuerzas conservativas (que dependen de las posiciones de inicio y final) y otros, fuerzas no conservativas (que dependen del camino tomado).