Al ser una fuente de energía completamente renovable, la energía hidráulica cuenta con características bastante peculiares que la convierten en una de las fuentes de electricidad más utilizadas en todo el mundo.
Rentabilidad de la energía
Este tipo de energía cuenta con la mejor rentabilidad en uso al comparar la energía que se consume y la que es producida cuando la planta se encuentra en funcionamiento.
Diversos estudios científicos han determinado que las centrales hidroeléctricas pueden llegar a producir una cantidad mayor a 200 veces la energía que aquella empleada para sus construcciones y las tareas de mantenimiento que esta requiere.
Este es un dato importante, ya que la cantidad de energía que se obtiene es mucho mayor que aquella que se gasta en comparación a otras formas de energía. Las centrales eléctricas basadas en recursos como lo es el petróleo solamente pueden generar una cantidad de energía 10 veces mayora la utilizada para su construcción y mantenimiento.
Sumado a esto, las instalaciones para producir energía hidráulica tienen un tiempo de vida sumamente longevo, llegando a funcionar sin mayores problemas (y en condiciones normales) por un tiempo mayor a 100 años.
Poco impacto en el ambiente
Si dejamos a un lado las grandes presas hidroeléctricas del mundo (las cuales pueden dañar con sus embalses el entorno en el que se encuentran), nos encontramos con una de las fuentes de energía que menos daño le aportan al ambiente.
Un hecho que valoriza más a esta forma de energía es la capacidad de ser producida sin la necesidad de emanar CO2 en la atmósfera.
Mayor seguridad
El uso de las plantas hidráulicas no representa un peligro para los humanos o animales, esto solo sucede si el embalse se encuentra deteriorado.
De hecho, los embalses aportan una mayor seguridad al permitir un mayor control con las crecidas precipitadas que tienen los ríos al regular los caudales que produce.